Cancionero Rasqa, de Edson Velandia

Cancionero Rasqa, editado por Cinechichera/Volcán Ediciones/Festina Lente Discos y publicado en 2015, es la recopilación de las letras de la obra musical del autor de Piedecuesta (Colombia) Edson Velandia. El cancionero reúne letras escritas por Velandia
desde 2003 hasta 2015 para diferentes discos publicados con agrupaciones como Cabuya, Velandia y la Tigra, y para otros
proyectos en solitario. Aunque legítimamente es un cancionero, aquí queremos reseñar esta obra desde su naturaleza poética, considerando que estas letras (sin música) se dejan leer perfectamente como un conjunto de poemas, que establece un interesante diálogo con la poesía colombiana actual.


Las cuatro primeras colecciones que presenta el Cancionero componen una unidad tanto poética como temática y están compuestas por las letras-poemas de los discos que, entre 2007 y 2011, publicó el grupo musical Velandia y La Tigra.

El principal rasgo de estas colecciones es el alejamiento del yo poético tradicional de la poesía colombiana. Ese yo, que en distintas corrientes ha sido o bien un yo romántico o contemplativo, o bien un yo íntimo o testimonial (de una realidad atroz), se presenta en estos poemas como un yo ficticio construido desde lo carnavalesco y lo burlesco. Es un yo personaje, Rasqa, una mezcla de payaso de circo de pueblo (el Rasca-buches), artista callejero, chisguero y mixtificador. Y a través de él, la calle aparece como el principal motivo poético de estos poemas. Desde la posición de la voz de Rasqa se construye una poética que gira en torno a lo callejero, recreando contextos como el de la fiesta dura (garrotera), el semáforo o el contrabando, en los que van tomando la palabra personajes como la prostituta, el amante arrecho, el mafioso, el 'ruso', la esposa sumisa, el limosnero o el niño maltratado.

Pero su estética no se inscribe dentro de la poesía social, si bien abunda en elementos críticos que no son sin embargo su objetivo. Es más bien una poesía que construye una especie de mitología de la calle o su imagen carnavalesca a partir de la inversión de valores convencionales. Es la representación de la calle marginal pero sin el ánimo de la pornomiseria sino más bien con el ánimo de la descripción de un mundo surreal, con frecuencia extraño. Y lo poético se desprende de la aproximación a estos personajes y a sus situaciones o idiosincracias desde la misma perspectiva callejera: La plata es una ilusión/ cualquiera se equivoca/ porque el que no tiene televisor no se le daña el televisor/ y no hay peor pobre que el que no sabe bailar/ la plata es una ilusión/ no le meta mente, López/ ¡accione!.

Además de ser el tema central de estas colecciones, la calle se hace presente también a través de las formas a las que recurre esta poesía. Así, junto a la versificación tradicional, con el octosílabo como forma más recurrente (característico de la poesía popular española), aparecen otros registros típicos de la comunicación popular como el perifoneo, el pregoneo, el discurso veintejuliero, la radionovela, la conversación callejera o telefónica y el piropo. Dejamos dos ejemplos como muestra de esta variedad.

***

TONS QUÉ

¿Usté con semejante reino y no lo pone a gobernar?
¿tons qué, mamita?
(So what)
¿me va a coronar o no me va a coronar?

¿Usté con semejante panela y no la pone a derretir?
¿tons qué mamita?
(So what)
¿me da de usted y yo le doy de mí?
[...]

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THE PROFESIONALES (Documental)

SEMÁFORO. EXTERIOR. DÍA.

Cuatro niños vendedores ambulantes de un semáforo juegan a entrevistarse con una video cámara Handicam.

EL BLANCO:   un mensaje para la paz: ¡niños, mujeres y niñas!
EL INDIO:        le estoy entrevistando el culo, péreje...
                  ¿qué van a hacer cuando estén grandes?

EL BLANCO, EL MORENO Y EL ENANO:
          ¡vamos a ser soldados profesionales!

Risas grabadas
                                       
                                                      2008

En este sentido, más que una poesía personal, se configura una poesía dialógica en la que confluyen no solamente las voces sino las idiosincrasias, sin ánimo documental, de diversas identidades populares. Y de la calle, como principal motivo poético, se desprenden otros motivos como lo erótico, que es otro de los grandes temas de la poesía de Velandia. Pero así como no estamos en presencia de una poesía social, tampoco de una poesía romántica. Es el erotismo de la calle, donde esa dualidad típica de nuestra cultura entre lo erótico y lo romántico aparece subvertida, e incluso el machismo exacerbado puede funcionar como elemento cómico; donde la seducción y el cortejo encuentran en lo pornográfico su mejor estrategia amorosa, donde amor y sexo aparecen completamente solapados y, como en varias tradiciones populares, el erotismo es fuente de risa.

Estas cuatro primeras colecciones comprenden la visión de Rasqa de una realidad urbana que, aunque fundada en las calles de Piedecuesta, se refiere a esa realidad invisibilizada pero cotidiana de toda ciudad latinoamericana. Una imagen de la calle que puede verse también como motivo principal, con un tratamiento semejante, en La sociedad del semáforo (2010), película dirigida por Rubén Mendoza, cuya banda sonora está compuesta por el autor piedecuestano.

Luego de estas cuatro colecciones, aparece Sócrates, un conjunto de poemas infantiles. En esta colección hay una interesante propuesta para alejarse tanto de las temáticas típicas infantiles como del tono que con frecuencia prima en este tipo de literatura, a veces meloso, a veces cursi. A diferencia de esta tradición, aquí Velandia pone en el centro de estos poemas el lenguaje, que queda referenciado de dos maneras diferentes. Por un lado, porque el lenguaje es el tema recurrente de los poemas: es su personaje. Por otro, porque el lenguaje es tomado plásticamente, como una materia maleable, para realizar diferentes juegos. Dejamos aquí dos ejemplos de este doble interés.

LA HISTORIA DE LA ERRE

[...]

había pelmiso muy sin embalgo pala soñal
fue así que el homble soñó con su hembla que la quelía enamolal
más no encontlaba manela de la mujel solplendel
se le aclaló pol milaglo pedile al señol latón
que le plestala una letla pala llevale un legalo a quien le inspilaba amol
[...]


SÓCRATES

Úpale cómico Sócrates
mística lámpara sóbela
siéntase cómodo, plácido
piénselo, dígalo, gócela

Romántico, simpático
búsquele máxima lógica
melódico, armónico
tóquele música eléctrica

[...]

Juegos como estos, que evocan ciertas vanguardias literarias, se convertirán en una parte destacada de la poética de Edson en las colecciones que aparecen al final del libro. En estas colecciones, la experimentación con el lenguaje es mucho más profunda. Rasqa morse, por ejemplo, es una colección de poemas en glosolalia que recuerdan a los experimentos de Vicente Huidobro en Altazor, o a Mariano Brull y sus jitanjáforas (término propuesto por Alfonso Reyes para referirse a la aparición de pseudopalabras que solo poseen valor fónico pero no lingüístico). La colección, sin embargo, no se limita solamente al uso o reproducción del recurso poético sino que el lector encontrará nuevas soluciones y variaciones del mismo. La musicalidad que logra Velandia recuerda también ciertas sonoridades de los poemas de León de Greiff.

Las dos últimas colecciones contrastan entre sí. En la primera, Rasqas púbicas, Edson vuelve al humor que había aparecido en las primeras colecciones del libro y, en la última, Dios meo, aparecen referencias más directas a problemas nacionales como el paramilitarismo, patentes en “El chulo” y “La muerte de Jaime Garzón”. No obstante, en estas dos últimas colecciones parecieran confluir esas dos grandes vertientes que surten la poesía de Velandia, el humor y la experimentación formal juguetona, aspectos que suelen añorarse en la producción poética colombiana, marcada abrumadoramente por el signo de la gravedad.

El Cancionero, además, viene acompañado con un trabajo gráfico del propio Velandia (ilustraciones) y de Tatiana Mejía (logos), y esperamos que algunas erratas encontradas se resuelvan en una augurada segunda edición. Para quienes conocen la lírica de Velandia, el Cancionero será una nueva forma de acercarse al mundo poético del autor piedecuestano. Para aquellos que no, y que gusten de la poesía, será una aventura por un paisaje poco visitado en el mundo de la poesía nacional, un paisaje donde el humor y lo popular, el erotismo y el juego constituyen una poética refrescante con identidad propia.



G. Serventi